“VIVIR PARA CONTARLO” LA HISTORIA ES DE CADA PUEBLO
Por: Alcides Vence Ibarra
Volcando un poco la memoria en el
pasado y haciendo una recopilación de los argumentos dados a conocer a través
de nuestra historia, paulatinamente vamos definiendo una realidad, sumando los
testimonios consignados en aquellos documentos donde los encomenderos de la
época plasmaron sus vivencias para dar cumplimiento a las órdenes impartidas por sus superiores.
Pero cada narración se convierte en un eslabón que va dando origen y forma al
posicionamiento ancestral de los pueblos.
Se puede comparar este trabajo de
ilustración a la búsqueda de las piezas de un rompecabezas, que aún, nos vemos
obligados a peregrinar en los caminos y el tiempo. Una luz que viene del
infinito, parece iluminar los sueños y propósitos que permite contar cada
detalle, descubriendo en cada dialogo y andar, que los pasos que damos nos
conllevan a hacer cara en nuestra marcha
para seguir y descubrir la verdad.
Con estos relatos se deduce que
no es pura imaginación sino el resultado de un estudio e investigación
permanente donde muchas veces sin buscar se encontró información, especialmente
en las conversaciones con historiadores de la región, que en su facultad de
lucidez y conocimiento convergieron en la historia de nuestros antepasados.
La mayoría de estos pueblos,
traen consigo el sello indeleble de la campaña emprendida por los españoles en
su esquema de evangelización lo que se vino a convertir en un regalo histórico
como uno de los atributos de la civilización en pro de la conquista: San Juan
Bautista, San Agustín de Fonseca, San Lucas de El Molino, San Luis, Santo Tomás
de Villanueva, Santa Cruz de Urumita, San Francisco de Los Pondores y San Agustín
de Farías de los Cariachiles.
Estos dos últimos, por orden impartida
del Virrey Sebastián de Eslava, al
teniente gobernador de Santa Marta Francisco del Campo en el año 1743,
convinieron que uno de estos se extinguiera, quedando Los Pondores, recibiendo
su pasto espiritual de la parroquia San
Lucas de El Molino.
Aun se espera que el actual gobierno, le dé la
coloración a esta nación con sentimientos de familia, sin ocultar lo que
nuestros aborígenes fueron, porque muchos no se han interesado por saber de dónde venimos.
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