viernes, 27 de abril de 2012

El desafío de los Cariachiles contemporáneos

Por:Juan Francisco Moncaleano
La documentación que da cuenta de los Cariachiles durante la dominación hispánica no es escasa. Varios de los primeros cronistas españoles traen diversas referencias sobre los Cariachiles y con seguridad en los archivos históricos deben reposar gran cantidad de documentos que tratan sobre estos indígenas durante los primeros años de la invasión y dominación europeas. Igualmente los vestigios arqueológicos que se han hallado son testimonio irrefutable de la existencia de los Cariachiles y de estos se pueden obtener sin lugar a dudas datos sobre la manera como vivían antes de la llegada de los advenedizos invasores.
De la misma manera en el imaginario popular de la Provincia aparecen con meridiana claridad los Cariachiles. Al respecto cabe recordar que fueron mayoritariamente Cariachiles los indígenas que, defendiendo heroicamente su territorio ante las razzias de los españoles, atacaron a fines de abril de 1586 al poblado del Valle de Upar y posteriormente le dieron muerte a un contingente de invasores extranjeros, envenenando las aguas de la laguna Sicarare, los cuales luego supuestamente resucitaron ante la intervención de la virgen de El Rosario.
Esto es una evidencia que los invasores españoles solos no pudieron derrotar a los heroicos Cariachiles y tuvieron que acudir al dios cristiano para que les ayudara en su empresa guerrera. Mientras los españoles con el ejercicio de la violencia exterminaban a los Cariachiles, a su manera la virgen de El Rosario encabezaba una guerra santa contra las deidades superiores de los indígenas, hasta borrarlas de la faz de la tierra.
El relato mítico de la virgen de El Rosario deteniendo con sus manos las espadas lanzadas por los indígenas de la región, entre ellos los Cariachiles, se convirtió con el paso de los años en una festividad religiosa, celebrada a fines de abril, que tiene mucho arraigo en toda la Provincia. Esta celebración que se articula con la narración de la leyenda vallenata es realmente una afrenta que pisotea la memoria de los pueblos indígenas, entre ellos el Cariachil, que resistieron valerosamente, pese a la inferioridad militar.
En cambio documentación posterior sobre los Cariachiles es mucho más difícil de hallar. Al parecer el etnónimo Cariachil tuvo que ser escondido bajo formas mestizas y campesinas con lo que se le pierde un poco el rastro a este pueblo indígena. Sería muy interesante conocer no ya sobre la gesta Cariachil contra los españoles sino sucesos más tardíos, incluso sobre su vida durante los primeros años de la República.
Las familias que actualmente, y de manera legítima, están impulsando un proceso de "reindianización" o "reetnización" Cariachil no se pueden quedar simplemente en la reivindicación de acontecimientos sucedidos hace casi quinientos años, que muy poco le significan, ni siquiera a nivel simbólico, a los que hoy se reclaman como Cariachiles. Si bien el conocimiento del pasado es fundamental, debe quedar claro que los Cariachiles de esa época muy poco, por no decir que nada, tienen que ver con los de hoy. Es por ello que las familias que hoy se dicen Cariachiles, más que buscar su identidad indagando en los tiempos coloniales, tienen la tarea de explicitar su identidad cultural tanto a partir de la historia más reciente, como a partir de la misma cotidianidad.
Es claro que el ser indígena, es decir los valores que le dan forma y contenido a una identidad indígena, va mucho más allá del ADN, por lo que tampoco es suficiente, aunque ciertamente es importante, tener como base para la identificación actual como indígenas el llevar "sangre Cariachil hasta la quinta generación". Como se ha dicho, la genética no es responsable de la cultura, más bien es la cultura la que eventualmente puede incidir en la genética de las poblaciones, al determinar pautas para el contacto y relacionamiento con otros pueblos y culturas.
Así es que, nuevamente hay que decirlo, no basta con marcar la descendencia a partir de unos troncos familiares para reivindicar una conciencia indígena, pues esta se manifiesta y expresa en la cotidianidad y en el aquí y el ahora.
Afortunadamente las identidades no sólo son cambiantes, sino que se pueden reinventar, y ese es el desafío que los Cariachiles de hoy tienen por delante si quieren realmente adelantar un proceso comunitario legítimo y alejado de cualquier tufillo oportunista.
Los Cariachiles de hoy tienen muchas preguntas que procurar resolver. Preguntas que, entre otras cosas, se van a responder de manera colectiva y en la marcha del mismo proceso organizativo. No son, por tanto preguntas, para que personas individuales se sientan en sus escritorios a responder:
1. ¿Cuáles son los criterios que actualmente definen la identidad étnica Cariachil?
2. ¿Cuáles son los principales aspectos que diferencian a una familia que se reclama como Cariachil, de una familia vecina que siendo tradicionalmente molinera no lo hace?
3. ¿Cuáles son las principales continuidades históricas que articulan a los Cariachiles de ayer con los Cariachiles de hoy?
4. ¿Cuáles son las razones, objetivas y subjetivas, que fundamentan la "reetnización" o "reindianización" Cariachil?
5. ¿Por qué se quiere reclamar la identidad de un pueblo que se consideraba extinguido hace varios siglos?
6. ¿Cuáles son las urgencias o necesidades para la irrupción de una identidad Cariachil?
7. ¿Cómo ven los Cariachiles contemporáneos a la sociedad mayoritaria?
Son varios los procesos de "reetnización" o de "reindianización" que se han dado a lo largo de la historia del país. Muchos de estos procesos se dieron luego que la Constitución de 1991 construyó un ambiente político y social más amistoso con la diversidad cultural. Algunos de estos procesos estaban excesivamente instrumentalizados para conseguir los pretendidos "beneficios" que tienen los pueblos indígenas y bien pronto fracasaron. Otros en cambio, al ser dinámicas colectivas y comunitarias fundadas en aspectos objetivos y subjetivos fuertemente arraigados, han sido exitosos.
A los Cariachil de hoy les vendría bien, para tener referencias de contexto, conocer con detalle los procesos de "reetnización" o "reindianización" que se han dado en las décadas recientes en el país:
1. Pueblo Yanacona del Macizo Colombiano: Un pueblo que hace apenas unos años definió el nombre más adecuado con el que debería llamarse. Se sabían indígenas pero no había una conciencia explícita de ello.
2. Pueblo Zenú de Córdova y Sucre, articulado a la existencia de un resguardo colonial: San Andrés de Sotavento, que llevó a los campesinos que allí vivían a reclamarse como indígenas Zenú para defender sus tierras cercadas por latifundistas y gamonales, en una época de grandes luchas agrarias.
3. Pueblo Kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta, tal vez uno de los más exitosos e interesantes procesos recientes de "reindianización", que requirió de procesos colectivos de negociación interna y con los otros tres pueblos indígenas del macizo serrano.
4. Pueblo Muisca de la Sabana de Bogotá y de Bogotá, donde también a partir de la disolución de resguardos, en el cruce del siglo XIX al XX, se levantó a partir de apellidos claramente de origen indígena, un significativo proceso de recuperación cultural.
5. Pueblo Mokana del Atlántico, donde a partir también de la existencia de resguardos coloniales, las comunidades que allí habitan empiezan a encontrar continuidades entre las familias que estaban al momento de la disolución y las actuales familias.
6. Pueblo Pijao del Tolima y del Huila: Muchas comunidades, consideradas como mestizas y campesinas, emparentadas con las que se reconocían como indígenas, realizaron distintos procesos de recuperación cultural con la finalidad de ser reconocidas también como Pijao.
7. Pueblo Emberá de Riosucio: Un proceso de recomposición étnica y cultural, hecho a partir de pedazos de varios pueblos, que se consolidó mucho antes de 1991 y todavía continúa.
8. Pueblo Pastos: Un proceso con mucha tradición, pero que todavía continúa como quiera que comunidades Pastos por fuera de Nariño reclaman se pertenencia étnica.
9. Hay otros que sería bueno revisar: pueblo Guane de Barichara (Santander), pueblo Pubenense en el Cauca, pueblo Quillacinga en Nariño….
Finalmente, el proceso de "reetnización" o "reindianización" Cariachil debe moverse en tres escenarios que se superponen y se traslapan:
1. Un escenario interno de organización, que es el más importante y en el que hay que cifrar todos los esfuerzos. Los procesos de reinvención cultural son colectivos y comunitarios, o no llevan a ninguna parte. Si no hay una base social que legitime un proceso de "reindianización" de nada serviría que se los reconociera como Cariachil.
2. Un escenario de diálogo y aprendizaje con los pueblos indígenas de la región: Kankuamo, Wiwa, Ika, Kággaba, Wayúu, Yukpa, Ette Ennaka (Chimila) y, por que no, Mokaná. Los esfuerzos desplegados en este escenario deben ir encaminados a ganarse la confianza y el respaldo de los pueblos indígenas del entorno regional más cercano.
3. Un escenario institucional, que debe ser el reflejo de los dos anteriores. La tendencia de algunos procesos ha sido hacer mayor énfasis en la búsqueda oficial y formal de un reconocimiento, olvidando que ello es irrelevante si no hay un proceso comunitario y colectivo propio y no hay alianzas con otros pueblos indígenas.

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