miércoles, 23 de mayo de 2012

Drogas y Alcohol:La Piedra En El Camino Y Las Alas Caídas Del Progreso

Por: Jaimelis Fonseca Sierra
Diversos problemas sociales se cocinan al interior de algunos barrios del municipio de Barrancas, unos destruyen familias, otros afectan la calidad  de vida de los habitantes e incluso, algunos de estos problemas están acabando paulatinamente con la vida de muchos jóvenes y adultos.
Psicóloga Dalcia Pinto 
 Pese a los diferentes programas implementados por la Alcaldía Municipal y la secretaria de salud de esta localidad, parece faltar algo más firme, algo que desde la familia y los amigos contribuyan a minimizar el índice de problemáticas tan graves como el alcoholismo y la drogadicción, que inician en esos momentos que quizás algunos padres ignoran.
 Las drogas principalmente en los barrios más vulnerables, se están tomando de manera acelerada y silenciosa, a un centenar de jóvenes que hoy en medio de la agonía que reflejan las crisis de ansiedad de estas personas por consumir esta sustancia prejudicial y mortal, transmiten en medio de ese acelerado deseo, la necesidad de una pronta ayuda, antes de que sea demasiado tarde.
 Dalcia Pinto psicóloga Social Comunitaria, con postgrados en derechos humanos, quien trabaja en el área de trabajo social SIAU del Hospital Nuestra Señora Del Pilar, es una de las testigos directa de esta problemática social. En medio de las rutinas de su trabajo, siempre se sorprende con situaciones y problemáticas iguales pero con manifestaciones sociales diferentes, ha tratado a personas con problemas de salud mental, víctimas de violación, maltrato intrafamiliar e infantil y a personas que han atentado contra su vida, hoy a raíz de las diversas experiencias pide ayuda porque siente que la situación de la drogadicción en el municipio se está saliendo de control. “Tengo un testimonio vivo en mi propia familia, nadie sabe los problemas que en una familia se viven por la droga, nadie sabe cómo es de difícil para un adicto volver a ser el mismo” manifestó la Doctora Dalcia con lágrimas en los ojos.
 Ella tiene un testimonio y experiencia palpable, un hijo de su hermana, joven de 25 años, debido a que personas inescrupulosas lo tienen como escudo para consumir y vender drogas, que hoy lleva a la destrucción de un hogar, a la destrucción de una madre que pide a Dios que su hijo reciba ayuda antes de que sea demasiado tarde. “Mi temor es que él pueda atentar contra su vida, o incluso por los problemas en que se mete por consumir esa sustancia, otras personas acaben con la vida de el” manifestó bastante preocupada. Según versiones por los conocedores de este tipo de problemas que tocan cada día más las puertas del Hospital, la ayuda que pueden brindar es enviarlos a la clínica de rehabilitación INCECAR en Santa Marta, el único centro asistencial para este tipo de problema con el que tiene convenio la Secretaria de Educación de este municipio y la ayuda no es rentable debido a que solo lo reciben por un mes cuando un paciente de estos necesita hasta doce meses o más para poder rehabilitarse.
 Muchos profesionales hoy contribuyen para disminuir el índice de drogadicción y alcoholismo en los sectores vulnerables, donde la miseria, la desnutrición, y los problemas de violencia intrafamiliar se respiran y se palpan de manera evidente, sin embargo, se requiere del apoyo de las autoridades para intervenir de manera urgente en los sectores vulnerables del municipio, donde  los lugares abandonados son las guaridas del consumo y venta de esta sustancia.
 Quienes están sumergidos en estas tragedias manifiestan que tal vez ya es hora de despertar y brindar mejores opciones a los jóvenes, replantear estrategias que den con la mitigación del consumo de sustancias nocivas y ayudar a los padres de familia, para que puedan enviar a sus hijos a los diferentes centros de rehabilitación del país con la ayuda del gobierno departamental.

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