Falcao celebra el empate, gol de la clasificación
Hace un par de años, ya retirado, Carlos "El Pibe" Valderrama contó una de esas anécdotas que demostraban su liderazgo, y por qué siempre llevaba la cinta de capitán. Acostumbrados a sus pocas palabras en los micrófonos, en esa historia que relató en tono alegre, dejó ver que sabía  hablar duro,despertar a sus compañeros con un par de gritos, hasta hacerlos reaccionar y revivir ese amor propio.
Valderrama rememoró entonces, lo que ocurrió en el vestuario del estadio Atanasio Girardot de Medellín durante las semifinales del torneo colombiano, en el intermedio de un partido entre Atlético Nacional y Junior. Con el marcador 0-3 en contra, "El Pibe" entró en llamas al camerino. Respiraba bronca. Mientras sus compañeros estiraban piernas, se hidrataban y se acomodaban, Carlos tomó la palabra sin permiso, hecho un huracán. Lo que sigue, obviando algunas expresiones de reclamo en clave de groserías, es más o menos así:
"¿Y qué? Nos vamos a dejar a ganar así. Nos falta caracter. ¿Qué pasa muchachos? Nos queda un tiempo para darle vuelta a esto. Vamos que podemos empatarlo".  Un mensaje que le tocó el orgullo a los demás junioristas que en el segundo tiempo empataron 3-3 en Medellín. El gol de la igualdad lo marcó Valderrama con un zurdazo en el área que se metió en el segundo palo. Ese empate que parecía derrota fue importante para que Junior gritara campeón en 1993.
Después, en una entrevista con la revista El Gráfico de Argentina, "El Pibe" dijo: "tampoco soy bobo, ¿no? Cuando hay momentos en los que tengo que decir “aquí estoy”, aquí estoy".
Aún es muy temprano para saber lo que pasó en ese camerino del estadio Metropolitano de Barranquilla cuando Colombia perdía 0-3 con Chile y clasificaba al Mundial de Brasil por la victoria de Ecuador en Quito. Aún falta tiempo para saber qué se dijeron entre esas paredes, quién tocó el orgullo de estos jugadores que en el remate del juego salvaron el honor con ese 3-3 que permitió el regreso a una Copa Mundo después de 16 años.
¿Fue Pékerman? ¿Mario Yepes? ¿Falcao García? ¿Fredy Guarín? ¿Todo el grupo? Lo cierto es que Colombia corrigió. Otra vez línea de cuatro en defensa, Macnelly al campo para dar orden, Cuadrado ahora sí como lateral, Guarín como patrón del medio campo. Primero Teo con el 1-3. Después Radamel con el 2-3 y él mismo con el 3-3, para destatar un festejo a puro fútbol: camiseta al aire, venas hinchadas, el corazón que se sale por la boca.
Colombia vuelve a un Mundial en el partido más emocionante de los últimos tiempos. Lo que pasó en ese vestuario se volverá leyenda. Como lo es ahora eso que contó Carlos Valderrama en aquel fin de año de 1993.
Pékerman es sabio y entiende que hay cosas por corregir. Pero está tranquilo. Estos jugadores tienen orgullo y honor. "Acá estamos", es el mensaje que nos enviaron hoy.
Terra